
Algunos antecedentes son más significativos que otros

Existen metodologías que no son una moda, Design Thinking es una de ellas
Existen metodologías que no son una moda, Design Thinking es una de ellas. Entre otras cosas, porque es el resultado de una evolución de pensamiento sobre la creatividad, el diseño, los procesos de producción o la toma de decisiones de los individuos en su día a día que ha abarcado más de 50 años.
Conocer su contexto nos ayuda a entender su importancia, y, sobre todo, nos da pie a conocer la multitud de disciplinas y conocimientos que forman parte del concepto de Design Thinking y que están en continua evolución y rendimiento. No tiene sentido, en este curso, que hagamos un viaje demasiado extenso de todo el camino que se ha recorrido hasta llegar al concepto actual de qué es Design Thinking. Pero quiero darte a conocer algunas pinceladas que te ayuden a entender el significado de todo esto, y es que son muchos los autores y teorías que nos han llevado a donde estamos.

Desde los años 60 y 70, a raíz de los cambios de producción, se inicia un trabajo por parte de las disciplinas del diseño industrial y de producto de adquirir unas dimensiones que no fueran puramente ingenieriles, sino que, dentro de su propia disciplina, se pudieran abarcar cuestiones de carácter psicológico o sociológico que influyeran en las decisiones de producción.
Esta incorporación de las ciencias humanísticas dio pie a una rama del diseño que fue trabajada por multitud de profesionales. A su vez, surgen autores, corrientes de trabajo y de pensamiento que invitan a estructurar el proceso creativo para que pueda ser incorporado en el ámbito industrial como un proceso más, y no solo como la habilidad individual del diseñador. E incluso, como sucede en el norte de Europa, se empieza a trabajar en el concepto del diseño cooperativo, donde se necesitan nuevas metodologías y herramientas para que los no diseñadores puedan participar también del proceso creativo.
Esto implicaría la aparición de las primeras metodologías de creatividad, como el pensamiento lateral, los brainstormings o la resolución creativa de problemas. Surgen nuevos espacios de trabajo cuyas técnicas requieren contar con personas con diversos conocimientos para el desarrollo de un diseño conjunto.
Ya en los años 70, el diseño participativo comienza a ser una disciplina elaborada que daría pie a lo que hoy conocemos como Service design, y que implica, entre otras muchas cosas, la premisa de que un buen diseño incluye comprender a todos los actores que forman parte del contexto en el que ese diseño va a ser usado. Si las situaciones que trabaja el diseño se definen por múltiples actores que forman parte del sistema, es probable que la definición de los problemas a resolver adquiera dimensiones mucho más complejas de lo que se planteaba hasta el momento.

Tanto es así que se acuña un nuevo término para definir los problemas que resuelve la disciplina del diseño, denominada Wicked problems. Fue elaborada por Richard Buchanan a principios de los años 90. Esto implicaba que la disciplina del diseño no solo podría resolver cuestiones puras de producción industrial o empresarial sino que también se podría utilizar para resolver problemas de carácter social, arquitectónico, urbanístico o incluso político.
Con toda esta confluencia de corrientes de pensamiento, de herramientas de diseño participativo, de técnicas de creatividad, de definición de los problemas a resolver desde la perspectiva del diseño, los hermanos Tom y David Kelley, fundadores de la consultora IDEO, comenzaron a compilar y estructurar bajo un único término todo el trabajo anterior que, de alguna manera, había cambiado por completo cómo el diseño se aplicaba al mundo real a la hora de resolver problemas. Esta conjunción de elementos se denominaría Design Thinking.